Para muchos novios
casarse en San Miguel de Allende equivale a vivir un cuento de hadas. Los
carruajes de caballos, la música que no cesa, las callejoneadas con el burro
tequilero y las mojiganas crean un ambiente de fiesta y celebración en el que
todos participan para que se convierta en el día más feliz de la pareja.
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